6 de octubre de 2007

El juego del teléfono


Para jugar al juego del teléfono, los niños formarán una fila india. El primero de la fila comunicará un mensaje al segundo, el segundo lo pasará al tercero y así sucesivamente hasta llegar al último jugador, que repite el mensaje en voz alta. Es divertido e interesante comprobar cómo el mensaje se va distorsionando a lo largo de la cadena, eslabón a eslabón.

Tal vez por este aprendizaje, los adultos tienen una tendencia a creer que todos los mensajes están exagerados cuando existen intermediarios, juzgando exhaustivamante la información que reciben. Parece como si tuviéramos una reticencia innata a aceptar las catástrofes que no conocemos de primera mano.

A nuestro sur, la Humanidad muere de hambre y sida; en nuestro norte, los casquetes polares se funden a velocidades alarmantes... ...pero pensamos que son exageraciones de misioneros, ecologistas y periodistas y subestimamos la realidad. Hasta que un día la realidad nos restriegue su mensaje por las narices.

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Salva dijo...

Yo creo, Emilio, que la gente, en realidad, sabe que lo que oyen con respecto al hambre, las guerras o el medio ambiente es totalmente cierto. Casi pone en duda que África se está muriendo de hambre, sed y SIDA o que se están derritiendo los polos.
La gente reaccionará masivamente -porque lo hará- contra las políticas medioambientales cuando el nivel del mar haya crecido lo suficiente que esté a punto de entrar en el portal de sus casas, cuando el calor sea insoportable, cuando los cánceres de piel se multipliquen entre los vecinos del barrio. La gente suele ser así: individualista, localista, sólo se preocupan de la pelusa de su ombligo. La concienciación definitiva del hambre en África no sé si llegará alguna vez. Me temo que no. La gente se ha acostumbrado a aceptar que medio mundo es pobre y se está muriendo por causas con fácil solución. Pero no les afecta a su día a día, al portal de su casa, a la pelusa de su ombligo.
No creo que sea culpa de un teléfono averiado. El problema es que la gente ya no sólo descuelga los teléfonos en la hora de la siesta. Mejor dormidos, gracias.

qelena dijo...

pues sabes cual es mi opinion? que ojala que el mundo nos restriegue el mensaje en las narices. Y nos extingamos todos menos unos pocos. y que esos pocos se den cuenta de todo lo que hemos hecho mal. Y que lo hagan mejor.

Ojala.

Anónimo dijo...

Yo soy de ésas. Nunca he creído a los agoreros que vticinan que el mundo se acabará porque siempre los ha habido y nunca seha acabado. Pienso que el catastrofismo es una forma de inclinar un poco la balanza hacia ese lado, pero no una realidad fehaciente.
En cuanto a las muertes por hambre, etcétera... Con eso me sucede todo lo contrario. Pienso que es mucho peor y mayor de lo que conocemos. Lo que pasa es que si lo pensara a menudo y me lo tomara en serio, me vería en la necesidad absoluta de hacer todo lo posible por remediarlo. Me atrevo a confesarlo porque creo que le pasa a todo el mundo...

Besos*

Esta semana ha sido como diez allí. Todo es nuevo. Todo es diferente. Pero estoy aprendiendo muchas cosas que ya os enseñaré.

Anónimo dijo...

Pues yo hoy, no sé qué decir...

Fer dijo...

Me acuerdo de que este verano jugué a ese juego, ^^.

Un niño no modifica el mensaje a su voluntad en este juego (la mayoría de las veces). Algunos medios sí lo hacen. xP

Nos vemos! (: