29 de septiembre de 2009

El bebé que se cae


La tarde del sábado, en la planta superior de un centro comercial, un bebé se pone a gatear en el suelo sin que su madre ni su abuela se den cuenta.

-Cuidado con ese niño, que se va a caer -dije.

El niño sigue gateando rápidamente, sin parar, en dirección al ojo de patio del edificio.

-Cuidado con ese niño, que se va a caer. ¡Cuidado con ese niño, que se va a caer!

El bebé no me escucha y se mete por debajo de la barandilla. Escasos centímetros lo separan de una caída de varios pisos. Salgo corriendo hacia él, mientras gatea paralelo al borde del suelo. Entonces, el niño apoya mal su mano derecha, pierde el equilibrio y se precipita al vacío. Escucho como comienza a gritar, pero he llegado a tiempo: he metido el brazo por debajo de la barandilla y he conseguido atrapar al niño en el aire; estoy cogiéndolo por el jersey.

El niño grita y patalea de terror. Yo estoy tirado en el suelo, en una posición incómoda en la que no controlo bien el brazo. Con tanto movimiento, el niño se me acaba soltando. Creo que se me va a caer, pero consigo atraparlo de nuevo en el último momento, con mi dedo meñique en forma de gancho.

Tras un par de giros imposibles de muñeca, consigo coger mejor al bebé e izarlo como puedo, hasta dejarlo de nuevo seguro sobre el suelo, junto a la madre y la abuela.

Sigue siendo sábado por la tarde y me acabo de despertar de la siesta. Mientras me hago un poco el remolón en la cama, pienso que el sueño podría haber durado algunos segundos más, lo justo para recibir un aplauso.

26 de septiembre de 2009

Burguillos 2009


Todos los años, algunos jóvenes de Burguillos organizan el Certamen de Teatro Aficcionado, un concurso informal y muy divertido donde se reúnen varios grupos de teatro. Separan a los directores de sus compañías, mezclan a los actores y los asignan de forma aleatoria a cada director. Cuatro actores de Teatro del Lavadero participamos en el concurso el sábado pasado; yo hacía las veces de director.

Como director, me asignaron a un grupo de ocho actores, cinco mujeres y tres hombres y me hicieron elegir dos escenas entre una lista de veinte famosas obras de teatro. Yo opté por algo fácil y elegí la escena del cine de "Eloísa está debajo de un almendro" de Jardiel Poncela y la escena del rescate de Rosina de "El barbero de Sevilla" de Beaumarchais. Una vez que las elegí, me dieron tres horas para montarlas, y tras éstas, mis actores las defendieron en el escenario más que dignamente.

No gané, entre otras cosas porque competía contra grandes directores (el de la Tramoya de Fuenteovejuna y el de Abba Teatro me parecieron excepcionales), pero disfruté tanto o más que si me hubiera llevado un premio. El año que viene, repito seguro.

Foto: Ensayo de la escena del cine de "Eloísa está debajo de un almendro".

20 de septiembre de 2009

Dónde acaba el universo Mac... ...y empieza un universo paralelo


Hay muchos menos programas para Mac que para PC. Esto no suele suponer una limitación importante, ya que las funciones más importantes de un PC quedan sobradamente cubiertas por un Mac. Sin embargo, cuando se trata de programas muy específicos, es posible que la versión de ese programa para Mac no exista.

La primera vez que me ha ocurrido esto ha sido cuando he querido instalar en mi Mac un famoso paquete de estadística. Se trata de un programa de pago cuya licencia la abonan los que se encargan de mis investigaciones.

-Perdona, es que este programa que me has dado...
-¿Sí?
-...es para instalarlo en un PC, y yo soy usuario de Mac.
-¿Esos son los ordenadores que tienen una manzana detrás de la pantalla?
-Sí.
-Ya, para esos ordenadores no compramos el programa.
-Ah, entonces ¿qué puedo hacer?
-Exactamente qué puedes hacer no lo sé, pero sí sé que puedes hacer algo; porque en el laboratorio hay mucha gente que ha sido capaz de instalar el programa en sus ordenadores que son como el tuyo.

Llamé a Elena, que es mi gurú informático personal, que me recomendó que creara en mi Mac una máquina virtual; una especie de universo paralelo al Mac pero que funcionara bajo Windows. Es este universo paralelo, podría instalar los programas para Windows sin ningún tipo de problema. Lo hicimos con un programa llamado Parallels, que es difícil de explicar en qué consiste, pero fácil de comprender (véase la foto).

Ahora ya sé que puedo elegir si ejecutar un programa en Mac o en Windows y que ya no tendré ningún problema de compatibilidad.

Foto: Mi escritorio de Mac, con Windows ejecutándose.
Audio: Una canción hecha a base de imaginación y de distorsión de sonidos de Windows.


17 de septiembre de 2009

Mi baño turco


A todos menos a uno nos hacía ilusión ir a un baño turco en Estambul. Paco era el más reticente a ir, porque no le gustaba la idea de desnudarse completamente y de que un turco lo fregara con una esponja.

Elegimos el baño turco más turístico de todos, el de Cemberlitas, y pagamos por una limpieza total con masaje. Aunque yo aparentaba estar muy seguro de mí mismo, cuando me vi desnudo y envuelto en una minúscula toalla por los pasillos del hamam con mi amigo el cardiólogo, me di cuenta de que en ese momento me podía pasar cualquier cosa que no me gustara y de que no iba a poder hacer nada para evitarlo.

Mediante gestos, nos indicaron al cardiólogo y a mí que nos tumbáramos boca abajo en una gran losa de mármol caliente. Aquello era todo lo cómodo que puede resultar una loseta de mármol caliente. Cuando mi cuerpo se empezó a acostumbrar al calor, un "palanganazo" de agua hirviendo me sorprendió por la espalda. Era el bañista, que había llegado para fregarme. Sin ningún reparo, me frotó y enjabonó entero; eso sí, sin quitarme la pequeña toalla. Hay que decir, que él no se movía para nada; cuando quería limpiarme alguna zona del cuerpo que le quedara lejos, me deslizaba a empujones por la piedra, aprovechando que estaba enjabonado y que podía hacerme resbalar por ella sin problemas. No sé si soy muy sensible, pero aquello dolía. Palabra.

La limpieza no duró mucho, pero a mí se me hizo larguísima, sobre todo porque cuando el bañista se cansaba, alternaba la esponja con palanganas de agua helada o agua hirviendo indistintamente. Cuando hubo acabado de fregarme a su antojo, se empeñó en crujirme todas las articulaciones de mi cuerpo: tobillos, rodillas, caderas, columna,... y entonces ocurrió. Me agarró el brazo y lo llevó rápidamente con fuerza hacia el lado contrario. Estuvo así un segundo, que me pareció una eternidad por el dolor intenso y tras esto, devolvió el brazo a donde debía estar. No me podía creer lo que acababa de hacerme. ¡Me había luxado el hombro y lo había vuelto a colocar en su lugar! Lo miré con ojos de terror, pero me di cuenta de que no podía hacer nada para evitar que me luxara también el hombro contrario. Y lo hizo.

Soporté la última palangana de agua hirviendo y me condujeron junto al cardiólogo a la sala de masajes. Allí me esperaba el segundo turco, que parecía más joven y bastante más fuerte. En teoría, ahora llegaba la parte relajante de la visita. El masajista me puso boca abajo y comenzó a tocarme el pie, subiendo hacia arriba. Al llegar al gemelo, descubrió algo que no le gustó: una contractura muscular que yo jamás había notado que tuviera. El masajista decidió que esa contractura se iba a quedar en Turquía. Con los pulgares, comenzó a masajear la contractura arriba y abajo. Aquello también dolía, y comencé a gemir de dolor, pero de repente me callé. Pensé que quizás, el masajista podría creer que estaba gimiendo de placer y que iba a meterme en algún problema serio, así que apreté los dientes y aguanté el dolor lo mejor que pude.

Un rato después, el masajista olvidó mis piernas y continuó subiendo. Aquello era relajante, pero poco a poco, se fue acercando peligrosamente a la parte final de mi aparato digestivo. Entonces quise preguntarle hasta dónde pensaba llegar, pero como el masajista sólo hablaba turco, no tuve otra que dejarme hacer. Afortunadamente, no ocurrió nada; cuando llegó a donde la espalda pierde el nombre, dió un salto y continuó subiendo.

Encontró otros muchos puntos dolorosos: las lumbares, el cuello, la zona entre el índice y el pulgar y el otro gemelo, que también estaba contracturado. No me tocó los genitales, que estuvieron tapados durante todo el masaje con aquella gastada toalla; sin embargo, sí que llegó a tocar zonas bastante cercanas a ellos.

Después, me hundió el abdomen hasta casi provocarme arcadas. Consiguió meter la mano y separarme el músculo pectoral de la caja torácica. Me crujió la nariz y para terminar me lavó el pelo. Fue todo un detalle que no me arrancara un mechón como remate final.

Me levanté, me duché, busqué a mis amigos y me vestí como pude. Creo que nunca tendré claro si me gustó la experiencia o no. Por cierto, el que acabó más satisfecho fue Paco, que insistió en repetir cualquier otro día de nuestras vacaciones.

Foto: El hamam de Cemberlitas. Foto de Peter Samis.

13 de septiembre de 2009

No hay mal que por bien no venga


-Todo el bloque de pisos está inundado y creemos que es por la obra de tu casa.

No es desde luego la mejor manera de despertarse un domingo por la mañana. A esto le siguió un desayuno con prisas, vestirme con lo primero que encontré, encontrar en la tercera estación una bici pública, pedalear corriendo hasta el piso, llegar, saltar un charco, abrir la puerta y ver que...

...al final la inundación no se debía a la obra de mi casa, sino a una rotura de tuberías un par de pisos más arriba.

Sin embargo, al entrar en el piso y comprobar cómo en los últimos diez días que hace que no voy por allí, la obra no ha avanzado absolutamente nada, me puse furioso.

-Por lo menos, la cocina a estas alturas debería estar terminada -pensé.

Miré de nuevo la inundación y fue entonces cuando descubrí una gotera que caía sobre donde teóricamente estaría mi nuevo microondas. Fue entonces cuando me alegré de que mi obra estuviera tan retrasada.

Foto: Reconstrucción 3D de mi futura cocina (sobre papel mojado).

11 de septiembre de 2009

Wikiurgencias


Seguro que muchos de vosotros habéis leído en alguna ocasión la Wikipedia, pero quizás no os hayáis preguntado cómo funciona.

La Wikipedia es una enciclopedia libre; es decir, cualquiera que la lee puede cambiarla si no está de acuerdo con lo que dice. En un principio puede parecer que esto hace que la información que está escrita sea poco fiable; sin embargo, no es así, porque los artículos de la Wikipedia son continuamente discutidos y matizados por los millones de lectores que la consultan.

Bajo mi punto de vista, la Wikipedia es uno de los proyectos más bonitos que ha creado el hombre. Su éxito ha sido tan grande que no han tardado en surgir otros proyectos Wiki de información libre y editable. Así es posible encontrar wikilibros, wikcionarios, wikifrases, wikinoticias y wikiespeciarios entre otros, que forman un universo llamado Wikimedia y que crece día a día.

Los R1 de este año de mi hospital hayan decidido iniciar su propio proyecto Wiki: Wikiurgencias, que pretende ser un recopilatorio de los manejos de los motivos de urgencia hospitalarios más frecuentes y que seguro que se convertirá en una guía bastante útil.

5 de septiembre de 2009

Soluciones del examen de Urgencias (2)


Antes de continuar con las soluciones del examen, es necesario que expliquemos la diferencia entre enfermedad urgente y enfermedad grave.

La enfermedad urgente es aquella que necesita ser atendida en las siguientes horas. La enfermedad grave, sin embargo, no está bien definida: para algunos es aquella que amenaza a la vida; para otros, la que deja importantes secuelas; para unos pocos, la que cursa con síntomas difíciles de soportar.

En todo caso, urgente y grave no tiene por qué ir siempre cogidos de la mano, como veremos con los ejemplos del examen.

LO QUE LOS LECTORES NO CONSIDERAMOS URGENTE

1º Caso 5: Varón 32 años. Lleva tres días con dolor de barriga y diarrea. Su hija de 4 años tuvo los mismos síntomas hace unos días.
Curiosamente, nadie votó por esta opción. Lo más probable de este caso es que se trate de una gastroenteritis aguda, presumibemente contagiada por su hija. Sin embargo, deberíamos reflexionar acerca de que, aunque ahora mismo esta enfermedad no parece ni grave ni urgente, puede complicarse. ¿El abdomen del paciente es blando o se ha ido poniendo rígido como una tabla? ¿Hay sangre en las heces? ¿El paciente está bien hidratado? Ante cualquiera de estos signos, el paciente debería ser evaluado en un servicio de urgencias.

2º Caso 8: Mujer 21 años. Desde hace dos semanas, se nota "rígida" al levantarse y por las mañanas tiene hinchadas algunas articulaciones de los dedos.
Parece algún tipo de artritis. Cuando lo describí, estaba pensando en el debut de una artitis reumatoide, pero hay por lo menos una docena de enferemdades que pueden comenzar así. Estas enfermedades podrían tener consecuencias a largo plazo si no se estudiaran, por lo que las podemos considerar graves. A pesar de esto, yo, como un 9% de los votantes, no creemos que necesite atención urgente.

3º Caso 1: Mujer 52 años. Desde hace un mes, tiene calambres en las manos por la noche y se le quedan dormidas las puntas de algunos dedos.
El 21% de los votantes no lo consideramos urgente; aunque si reflexionamos, este caso se puede parecer al caso 9, una mujer de 60 años que desde hacía tres horas, movía mal el brazo y la pierna izquierdas y donde casi nadie dudó del carácter urgente del caso. ¿Por qué uno es urgente y otro no lo es? Bien, el caso 9 llevaba 3 horas de evolución, mientras que el caso 1 lleva todo un mes. En el caso 9, los síntomas afectan a un hemicuerpo, señalando a posible afectación del sistema nervioso central; mientras que en caso 1 los síntomas son simétricos y sugerentes de afectación del sistema nervioso periférico. Creo que es necesario educar a la población en reconocer los síntomas urgentes y los que no lo son, sobre todo porque las diferencias entre uno y otro pueden ser muy sutiles. Por cierto, el caso 1 se trata de un síndrome del túnel del carpo.

4º Caso 10: Varón 34 años. Acaba de descubrirse un lunar grande, muy negro y de forma irregular en la espalda como el de esta foto.
Sí. Una mancha como esta nos debe hacer sospechar un melanoma, que es una enfermedad muy grave. Sin embargo, el melanoma no se va a operar de urgencias; el 38% de los votantes pensamos que es mejor ir al médico de atención primaria para una primera evaluación del caso.

5º Caso 6: Mujer 42 años. Se ha golpeado la rodilla y ésta se ha hinchado bastante; la rótula se puede mover fácilmente sobre la articulación.
En este caso, estoy de acuerdo con ese 48% de los votantes que han enviado a urgencias a esta mujer. Después de un traumatismo, puede haber una fractura y un derrame articular secundario que requiere atención urgente.

Para terminar con esta serie, lanzo una pregunta al ciberespacio: ¿creéis que es necesario que dentro de colegios e institutos se dedique tiempo a enseñar educación sanitaria?

Foto: Gloria, con quien discutí los casos, descansa en Lisboa después de una guardia.

3 de septiembre de 2009

Soluciones del examen de Urgencias (1)


Yo también voté en el "pequeño examen de urgencias". El motivo de hacerlo fue que yo no estoy en posesión de la verdad absoluta y que puedo equivocarme. De hecho, cuando comenté los casos que puse en el examen con algunos de mis compañeros médicos, no todos elegimos a los mismos cinco pacientes.

Desde luego, todos tuvimos claro cuáles eran los casos urgentes que tenían que darse prisa en llegar al hospital. Sin embargo, otros casos fueron más grises y discutimos acerca de cuál era su manejo óptimo: urgencias o atención primaria.

A continuación, os comentaré la mitad de esos casos; aquellos que vosotros habéis considerado que deberían ir a urgencias, dando mi opinión acerca de ellos, sin que ésta sea vinculante sino orientativa para casos reales que puedan parecerse.

LO QUE LOS LECTORES CONSIDERAMOS URGENTE

1º Caso 9: Mujer 60 años. Desde hace tres horas, mueve mal el brazo y la pierna izquierdas.
Lo votamos el 91% de todos nosotros. Este tipo de síntomas, sobre todo si se producen de forma brusca, pueden estar expresando algún tipo de accidente vascular cerebral, que necesita atención inmediata. Cuanto antes comience a tratarse, mejor es el pronóstico, así que si yo viera a esta mujer en la calle, la mandaría rápido a urgencias.

2º Caso 4: Varón 51 años. Dolor de cabeza leve desde hace unos días. Se acaba de tomar la tensión en la farmacia y tiene 190/90.
Ha sido el segundo caso considerado más urgente, por un 85% de los participantes. Yo también creo que este varón debe ir a urgencias, porque es la primera vez que se detecta cifras elevadas de tensión sistólica y porque le duele la cabeza; sin embargo, su presión diastólica está en 90 mmHg, que es normal, por lo que teóricamente esto no puede ser considerado una emergencia hipertensiva y por eso algunos de mis compañeros han considerado que este caso podía esperar.

3º Caso 7: Varón 17 años. Desde hace un par de horas nota dolor como un "latigazo" en el testículo derecho.
Un 76% de los votantes han reconocido lo que podría ser un síndrome de escroto agudo, que necesita valoración urgente; porque si no fuera así, ese testículo podría sufrir daños irreversibles.

4º Caso 3: Varón 68 años. Ha dejado de escuchar completamente por un oído desde hace unas horas.
Aunque la mayoría de las veces estos síntomas se deben a un tapón de cerumen que acaba de ocluir completamente el conducto auditivo externo, es posible que nos encontremos ante una sordera súbita, y aunque la efectividad de su tratamiento de urgencias es controvertida, yo junto con un 76% de los votantes, creemos que debe ser evaluada en un servicio de urgencias.

5º Caso 2: Mujer 62 años. Tras un estornudo, se le ha puesto el ojo como el de esta foto.
El 54% de los votantes han creído que este ojo era urgente. Yo no estoy de acuerdo con ellos; la foto muestra un hiposfagma o hemorragia subconjuntival, producida por la rotura de un vaso entre la conjuntiva y la esclera. Es simplemente como un "cardenal" en el ojo. No necesita tratamiento y seguramente en un par de meses se haya reabsorbido completamente. Bajo mi punto de vista, con tomarse la tensión los días siguientes para comprobar que todo esté bien, es suficiente.

Continuará...

Foto: Rocío y yo comentamos los casos uno a uno.