29 de agosto de 2009

Pequeño examen de Urgencias


Es frecuente comentar en las guardias que muchos pacientes acuden a Urgencias por enfermedades poco graves, que podrían esperar hasta el día siguiente para ser atendidas en la consulta.

También es verdad, que hay muchos pacientes que, con urgencias graves, se quedan en su casa esperando a que "se les pasen" y que cuando llegan al hospital uno se pregunta por qué no han venido a Urgencias antes.

Creo que en la zona donde vivo, hay en general poca cultura médica y no se sabe cómo usar correctamente los servicios sanitarios. Es normal: al fin y al cabo nadie ha enseñado a la población cómo hacerlo.

Además, la relación entre cómo de grave es un síntoma y cuánto preocupa ese síntoma al paciente no es siempre como debería ser, porque hay síntomas que asustan mucho, pero que no son nada graves y viceversa; síntomas que parecen muy tontos, pero que son manifestaciones de enfermedades que necesitan atención inmediata.

Por eso, se me ha ocurrido un pequeño juego, que propongo sobre todo a aquellos que no sean profesionales sanitarios. A continuación, hay descritos diez pacientes reales que he visto en Urgencias. El juego consiste en elegir en la encuesta de abajo a los cinco pacientes que, bajo vuestro punto de vista, deberían de recibir atención inmediata.

Las soluciones, próximamente.

Foto: Junto a algunos compañeros de mis guardias, en lo que queda de la puerta del hospital de Éfeso.

PEQUEÑO EXAMEN DE URGENCIAS MÉDICAS

Caso 1: Mujer 52 años. Desde hace un mes, tiene calambres en las manos por la noche y se le quedan dormidas las puntas de algunos dedos.
Caso 2: Mujer 62 años. Tras un estornudo, se le ha puesto el ojo como el de esta foto.
Caso 3: Varón 68 años. Ha dejado de escuchar completamente por un oído desde hace unas horas.
Caso 4: Varón 51 años. Dolor de cabeza leve desde hace unos días. Se acaba de tomar la tensión en la farmacia y tiene 190/90.
Caso 5: Varón 32 años. Lleva tres días con dolor de barriga y diarrea. Su hija de 4 años tuvo los mismos síntomas hace unos días.
Caso 6: Mujer 42 años. Se ha golpeado la rodilla y ésta se ha hinchado bastante; la rótula se puede mover fácilmente sobre la articulación.
Caso 7: Varón 17 años. Desde hace un par de horas nota dolor como un "latigazo" en el testículo derecho.
Caso 8: Mujer 21 años. Desde hace dos semanas, se nota "rígida" al levantarse y por las mañanas tiene hinchadas algunas articulaciones de los dedos.
Caso 9: Mujer 60 años. Desde hace tres horas, mueve mal el brazo y la pierna izquierdas.
Caso 10: Varón 34 años. Acaba de descubrirse un lunar grande, muy negro y de forma irregular en la espalda como el de esta foto.



24 de agosto de 2009

Alí Babá y el Cuerno de Oro


Todas las guías de Estambul recomiendan evitar los barquitos privados que te llevan por el Bósforo y por el Cuerno de Oro, argumentando que pueden ser muy peligrosos.

Como éramos un grupo grande, aquel día llegamos tarde al puerto de Estambul y perdimos el último crucero que salía del muelle principal. Entonces se nos acercó un turco y nos ofreció su barco privado.

Yo soy bastante desconfiado cuando estoy en el extranjero y no me gustó mucho la idea, pero al resto de mis compañeros les encantó, por lo que negociamos un viaje por todo el Cuerno de Oro de dos horas y pico de duración a un precio bastante más económico que el del barco oficial.

Menos mal que nadie se fio de mis prejuicios y contratamos el barco privado; porque si por mí hubiera sido, me habría perdido el crucero más bonito de mi vida. Así, este turco nos llevó hasta el escondido y solitario muelle número 6 y nos metió en el diminuto barco de un divertido jubilado que decía llamarse Alí Babá y que chapurreaba el inglés, el francés, el alemán, el español y el árabe.

Alí Babá nos llevó hasta el final del Cuerno, al cementerio de Eyüp y el café de Pierre Lotti. Durante el viaje se puso el sol y comprobamos por qué al Cuerno le llaman "de Oro".

Tras el viaje, lo único que nos pidió fue que si habíamos quedado contentos con su servicio, que diéramos en España buenas referencias de él. Como así fue, os digo que a Alí Babá lo podéis encontrar en el muelle número 6, cerca del puente Galata.

Foto 1: En el barco de Alí Babá.
Foto 2: Visión panorámica del Cuerno de Oro desde el cementerio de Eyüp.

21 de agosto de 2009

Dilema sostenible


Cuánto más me lo planteo, más paradójico me parece: han talado una acera entera de árboles para construir encima un carril bici.

Cada día entiendo menos eso del desarrollo sostenible.

Foto: Las obras del carril y lo que queda de uno de los difuntos.

17 de agosto de 2009

Preocupaciones del primermundista


Nota mental: El gris claro en brillo no pega ni con cola con el crema en mate.

Pero una vez que ya están puestos tanto el suelo de la cocina como los azulejos, ¿en qué color me recomendáis que compre los muebles y la encimera?

Foto: Mis losetas y mis azulejos.

13 de agosto de 2009

Problemas comprando pianos


Ahora que mi mudanza es inminente, una de las decisiones más importantes para mí es qué hacer con el piano.

Sé que con todo lo que me queda aún por hacer, pensar en un piano puede parecer comenzar la casa por el tejado, pero un piano es un mueble grande y difícil de mover; por lo que antes de empezar a organizar la distribución del salón, hay que decidir dónde irá el piano.

Como ya me ha quedado claro que mi actual piano se tiene que quedar en mi actual casa, tengo que buscarme un piano nuevo. En este sentido, tengo dos opciones: de segunda mano o a estrenar.

He encontrado un piano de segunda mano aceptablemente conservado cuyo sonido no me ha convencido al 100%, pero que es bastante barato.

Sin embargo, un piano nuevo da más garantía de calidad; es mucho más una apuesta sobre seguro. Tras haber ojeado catálogos, he visto que hoy en día fabrican unos pianos verticales maravillosos; algunos incluso traen puerto USB y pedal de sordina total. Sin embargo, ninguno de estos pianos nuevos cuesta menos de 3.500 euros.

No tengo nada claro que hacer. ¿Vosotros me recomendaríais nuevo o viejo?

Foto: Hace un par de años, Simón me hizo esta foto mientras yo tocaba el piano.
Audio: Ayer, interpretando Battlestar Sonatica de Bear McCreary en mi piano actual.

8 de agosto de 2009

Jumanji


Jumanji es una aventura cada vez que tiras los dados. Salir por la noche, también lo es.

En realidad, si echo la vista atrás, todas las pruebas del juego están más que representadas a lo largo de una noche de viernes: animales salvajes, arenas movedizas, monos de feria, apariciones y desapariciones, telas de araña, estampidas, plantas ponzoñosas y cazadores furtivos.

Hace tiempo que me di cuenta de que yo ya dejé de ser un simple jugador y que me había integrado como un miembro más de la jungla; sin embargo, noches como la de ayer hacen que me plantee si mi papel en ella es el de un apuesto cazador o el de un indefenso solomillo.

Foto: Anoche, al llegar a la casilla número 4.

4 de agosto de 2009

Deteriorar con los pies


Conforme te vas acercando a la Mezquita Azul, no sólo es la belleza del lugar la que te embriaga, sino también el extraño olor que el edificio desprende. A bastantes metros del edificio, ya comienzas a notar un olor suave, que se va intensificando conforme te acercas y que antes de entrar te golpea duramente en la cara: sí, la Mezquita Azul huele mucho a pies.

Es una sensación indescriptible; afortunadamente, como el olfato se acostumbra a todo, en unos minutos dejas de sentir asco por el aire que respiras y puedes ponerte a contemplar las cúpulas.

Más tarde, cuando me quité los zapatos en el hotel, comprobé cómo aquel olor de la moqueta de la Mezquita Azul se había quedado impregnado en mis calcetines. No entendía nada. Creía que los musulmanes, antes de sus oraciones, se lavaban los pies en la ablución previa al rezo; ¿de dónde venía entonces ese olor?

En ese momento, me di cuenta de que la moqueta no se había contaminado por los pies de los creyentes; sino por los de los miles de turistas que todos los días pasamos por allí, que, tras haber pateado media Estambul, nos quitamos los zapatos y no nos lavamos los pies.

Siempre supe que el turismo acaba degradando los destinos turísticos, pero nunca pensé que yo mismo iba a contribuir a una degradación tan terrible.

Foto: Mis calcetines sobre la moqueta de la Mezquita Azul.

1 de agosto de 2009

Mira, un moderno


Otra de las desventajas de comprarse un Mac es que poco a poco te vas introduciendo en el elitista universo de productos blancos de Apple, hasta que la posesión de éstos se convierte en una necesidad.

Tras el iMac, mi siguiente compra fue un precioso iPod de color verde, grabado con mi nombre. Como reproductor de MP3, es bastante más caro que los reproductores de otras marcas; pero si digo la verdad, la calidad de sonido que tiene es excepcionalmente buena.

Además, mi iPod ha convertido mi vida en algo muy divertido: es mucho más motivante hacer abdominales en el gimnasio escuchando "I just can't wait to be King", dar un paseo por la noche con el ritmo tropical del "New Super Mario Bros" u ordenar la habitación con el "Every Day" de Buddy Holly.

Reconozco sin embargo, que no queda bonito que un otorrino en formación vaya todo el día con unos auriculares puestos, dado que tradicionalmente se ha dicho que el uso de auriculares causa pérdida auditiva. Como nunca he leído en mis manuales nada sobre esto, decidí hacer una búsqueda en PubMed.

Buscar en PubMed es como ir de compras al Gran Bazar de Estambul: con un poco de tiempo, acabas encontrando lo que quieras, sea verdadero o falso.

Al final, me he quedado con un estudio que dice que llevar auriculares durante menos de 7 horas semanales a un volumen inferior a 70 decibelios parece que no crea pérdida auditiva; así que ya me puedo poner mis cascos y salir a la calle como un moderno más.