29 de enero de 2009

Mi vida sentimental


Más o menos cada año y pico me enamoro, aunque hasta la fecha de hoy nunca he conseguido que ningún enamoramiento acabe en una relación.

Me lo imagino como una pequeña planta que nace dentro de mí y que está esperando a que la rieguen. La planta necesita poca agua; con una sonrisa, con una breve conversación a solas, con un encuentro casual tiene alimento para varias semanas; sin embargo, estas alegrías ocasionales no son suficientes para que la planta crezca.

Gran parte de mi vida he presenciado como esas plantas, por no tener riego suficiente, se han secado. Pero no estoy triste. Cada planta nueva que crece me ilusiona durante muchos meses y sé que un tiempo después de que se seque, nacerá una nueva planta, completamente diferente, pero también maravillosa.

Por eso, paso ilusionado mucho tiempo de mi vida y, valga la redundancia, eso me hace mucha ilusión.

Domínguez E. Antología de actualizaciones moñas.

Foto: Una joven adelfa crece entre las losas de hormigón del muelle de Nuevo Torneo.


26 de enero de 2009

Un nuevo MIR


El sábado hizo un año desde que las palabras "examen MIR", "simulacro", "manual", "percentil" y "desglose" desaparecieron de mi vocabulario: fueron sustituidas por otras más inquietantes, como "plaza", "hospital", "especialidad", "Ministerio"; y más tarde, por otras peores como "guardia", "busca", "sesión clínica" o "traqueotomía de urgencias".

El sábado hizo un año desde que me examiné del MIR. Se presentaban algunos de mis mejores compañeros de carrera: Manu, que salió tan contento como siempre; Rocío, que como no podía ser de otra manera triunfó; Jara, que salió con gorro y antifaz de fiesta; Maribel, que me invitó a una copa de champán; Enrique, disgustado por no haber sido el tercero y no el primero en entregar el examen y Rivas, a quien hacía tiempo que no veía tan contento.

Foto: Pregunta 149 de mi examen MIR.

24 de enero de 2009

Si Walt Disney dirigiera mi hospital (2)


Ni corto ni perezoso, me dispuse a aplicar el estilo Disney la semana pasada. Recibí un aviso de una planta diferente a la mía en la que un paciente había comenzado a sangrar por la nariz. Llegué al control de enfermería y dije:

-Hola, soy Emilio el otorrino.

Normalmente digo simplemente, "hola, soy el otorrino", pero pensé que identificarse con el nombre propio era una parte básica para poder crear un buen clima de trabajo en equipo.

-Hola, soy J. el enfermero del paciente, y ellos son L. y M.A., los auxiliares. ¿Vamos a ver al paciente?

Pensé que ése había sido un buen inicio; raras veces el personal de enfermería me acompaña durante mis avisos. Mientras que intentaba que el paciente dejara de sangrar por la nariz, necesité una pinza y se la pedí al auxiliar.

-¿Disculpa M.A., me podrías buscar, por favor, una pinza?
-En esta planta, las pinzas que tenemos son normales, no tenemos pinzas de bayoneta. (La pinza de bayoneta es una pinza bastante específica de ORL que se utiliza para trabajar con la nariz).
-¿Cómo sabes que prefería una pinza de bayoneta?
-Estuve trabajando un tiempo con otorrinos.
-(Al paciente) Desde luego, está usted en una planta en la que el personal de enfermería está bien preparado, ¿no cree?

Normalmente, no suelo mantener este tipo de conversaciones mientras trabajo. Pero creo que con estas sencillas modificaciones de mi estilo habitual conseguí:

1. Crear un clima de trabajo cómodo entre profesionales; al menos yo mismo me sentí así.
2. Mostrar al enfermo que los diferentes trabajadores del hospital somos capaces de coordinarnos entre nosotros para atender su problema (aunque la realidad no fue exactamente así: comprendí mal el problema por el busca, por lo que llegué demasiado tarde al aviso y tuve que detener la hemorragia sin el material específico).
3. Hacer notar al enfermo que los profesionales que le atienden están bien preparados, al subrayar que el auxiliar conocía material propio de especialidades diferentes a la suya. Aunque normalmente, el personal de enfermería sabe mucho, no siempre los pacientes son capaces de percibirlo.

Como anécdota final, tres días después volví a esta misma planta a atender a un paciente que escuchaba mal por un oído. Nada más llegar, oí a mi espalda:

-Hombre Emilio, qué bien tenerte por aquí, esta semana estás viniendo mucho, ¿verdad?

Era el equipo de enfermeros y auxiliares que me habían ayudado unos días antes. Lo increíble de la situación es que ellos recordaban mi nombre y yo el suyo (cosa nada habitual en mi hospital), por lo que parece que es verdad, que el estilo Disney siembra estilos de trabajo positivos que se recolectan a medio plazo.

21 de enero de 2009

Si Walt Disney dirigiera mi hospital (1)


Según Fred Lee, el autor de "If Disney ran your hospital", un hospital y un parque de atracciones no son lugares completamente opuestos.

El libro está muy bien, pero tiene el problema de que está escrito en inglés, así que estoy tardando en leerlo varias veces más que si estuviera traducido. A pesar de esto, merece la pena.

El concepto básico del libro no es una idea nueva: al igual que la mujer del César no sólo tiene que ser honrada, sino que también tiene que parecerlo; Disneyworld no sólo tiene que ser el mejor parque de atracciones del mundo, también tiene que parecerlo y tu hospital no sólo tiene que ofrecer las mejores soluciones para los pacientes, también tiene que parecerlo y por tanto los pacientes tienen que percibir en todo momento que se está haciendo lo mejor por ellos.

En resumen, no hay que trabajar sólo por la calidad, sino también por la percepción de la calidad. Y si pasar consulta médica haciéndolo bien ya es difícil, pasar consulta bien y además haciendo notar que lo estás haciendo bien, es todo un reto.

En la próxima actualización, contaré cómo ha resultado mi primera experiencia como doctor al estilo Disney.

19 de enero de 2009

Me voy de casa


Mi objetivo para los próximos meses será convertir esta obra en un sitio estupendo donde vivir. Entre otras cosas, eso va a implicar:

Aprender a hacer instalaciones eléctricas sin morir electrocutado.
Montar una cocina de Ikea, pese a todos los consejos que he recibido acerca de contratar la cocina en otro lugar.
Comprar muebles baratos sin caer en el mal gusto. No olvidar comprar también sartenes, ollas, cubiertos, platos y vasos.
Colgar cuadros estando seguro de que no hay nada detrás de la pared que pueda machacar con el clavo.
Decidir si necesito un lavavajillas. Aprender a usar los diferentes programas de la lavadora.
Mudar los pesados libros de Medicina. ¿Mudar el piano que pesa más de 500 kilos?
Poner anuncios para buscar compañeros de piso que sean limpios, silenciosos y a los que no les importe convivir con Pokémon.
Invitar a amigos y conocidos a (tranquilas) fiestas de bienvenida en las que todo acabe limpio.
Aprender a vivir solo: a cocinar para uno solo, a limpiar lo de uno solo, y a dormir solo.
Volver a casa de papá y mamá por lo menos una vez por semana para realizar una comida decente.

Ahora, manos a la obra.


16 de enero de 2009

Barbaridades de toda la vida


Está bien que el Ayuntamiento gaste parte de su presupuesto en traer a Sevilla exposiciones itinerantes de escultura. Que estas esculturas sean objetivo del vandalismo y que cualquiera las pinte, no está tan bien.

Mi profesor de latín me contó una vez que entre las ruinas de Pompeya se han conservado no sólo grandes obras de arte, sino también pintadas sobre los muros que hacían los jóvenes del imperio romano. Está visto que esto no es nada nuevo y que las cosas no han cambiado tanto desde hace unas decenas de siglos hasta nuestros días.

Es posible incluso que, al igual que hoy en día existen grupos antitaurinos que consideran barbaridades las corridas de toros, en la época romana algunos ciudadanos se manifestaran en contra de esos espectáculos en los que alimentaban a los leones con cristianos; quien sabe.

12 de enero de 2009

Roma 2009


Roma tiene muchas cosas que están muy bien. Otras, no tanto.

Entre lo mejor destaca que siempre te quedan palacios, plazas y estatuas por ver, con miles detalles que descubrir, ya sean romanos, renacentistas o barrocos. Y cuando tus huesos literalmente no pueden con tantísimo detalle, te sientas en cualquier sitio y pidas lo que pidas para comer, tienes la certeza de que va a estar delicioso, ya sea pasta, pizza, helado o cappuccino.

Pero si te fijas con un poco de detalle no todo es tan bonito como parece. Es muy triste ver cómo gran parte del arte de la ciudad no se restaura y se pudre día a día. Aunque reconozco que el patrimonio que tienen es enorme, no me parece de recibo ni que la colección de estatuas romanas del Vaticano esté cubierta por un dedo de polvo, ni que el humo de los coches se esté comiendo la esquina de las cuatro fuentes, ni que en el río flote tanta basura.

Por lo demás, es un destino altamente recomendable. Vuelos increíblemente económicos desde Sevilla.

Foto: En San Pedro, de abajo a arriba.

7 de enero de 2009

Gran lío de medicinas


No son raras las veces que, al preguntar la medicación que toma un paciente anciano, saca del bolsillo todas las pastillas.

Guardan las pastillas juntas, desordenadas, de forma que son difíciles de diferenciar.

El problema de los ancianos polimedicados es frecuente y creciente en número. Si al gran número de medicamentos que tienen que tomarse los ancianos, sumamos que no es raro que padezcan problemas de memoria, de vista y de tacto, obtenemos un lío de medicinas que puede tener consecuencias nada deseables: hipoglucemias, bajadas de tensión, hemorragias por exceso de anticoagulación, etcétera.

Por mi parte, me comprometo a partir de ahora a explicar mejor a mis pacientes el uso de los medicamentos que prescribo, especialmente antibióticos y corticoides.

Foto: Las pastillas de mi abuelo.

5 de enero de 2009

Elena y Leonor


Si tuvierais un hijo y éste escribiera una carta a los Reyes Magos, ¿preferiríais que pidiera juguetes bélicos o una muñeca a tamaño real de la infanta Leonor?

Sea como sea, os deseo que los Reyes se porten bien con vosotros.

Foto: Hace un par de días, en el escaparate de la juguetería Osorno, Elena sorprendida, posa junto a una réplica de juguete de la infanta Leonor. A su izquierda, una madre de mediana edad (no sale en la foto) contemplaba el escaparate, encantada de la existencia de una muñeca que fomenta valores positivos.

3 de enero de 2009

El increíble iMac peludo


Ese picotazo de la pantalla de mi nuevo iMac era mínimo, pero lo suficientemente visible para desatar mi vena neurótica y ponerme nervioso durante meses.

Embalé el ordenador y lo llevé a la tienda para que me dieran una solución. La verdad es que me daba bastante vergüenza, porque el defecto era mínimo y el técnico iba a pensar que yo era un obsesivo que proyectaba dismorfismos en mi propio ordenador o simplificando, que era tonto del culo.

Sin embargo, el técnico fue bastante amable. Quitó el cristal de la pantalla y retiró un pequeño pelo que al parecer se había quedado detrás de ésta durante el proceso de fabricación del ordenador. No sé por qué, en ese momento tuve una imagen mental de Steve Jobs rascándose la cabeza y soltando caspa y pelitos por toda la cadena de montaje de su fábrica.

Curiosamente, mientras el técnico volvía a montar el ordenador, me contó que le molestaban los oídos de la forma típica de una otitis media serosa, así que le sonreí y le dije que estaba de suerte, que mi hobbie era la Otorrinolaringología.

Desde que he vuelto a montar mi iMac en mi dormitorio he descubierto hay dos pelitos más detrás del cristal de la pantalla que ni el técnico ni yo vimos, pero creo que voy a esperar a descubirlos todos para llevar de nuevo el ordenador a la tienda para que me lo esquilen.