2 de julio de 2010

La Seguridad Social te toca las orejas


Estuve en un congreso escuchando una comunicación acerca de cómo operarles a los niños las orejas en soplillo.

Las orejas en soplillo (u orejas prominentes) son ésas que están muy separadas de la cabeza y que le dan a la cara un aspecto característico. La técnica que describió el otorrino que impartió la comunicación fue muy interesante; no obstante, una vez que hubo terminado su charla, se despertó ese pequeño gestor sanitario que cada uno de nosotros llevamos dentro. Así que, durante la hora del café, me serví una taza y un bollo, me puse a pasear inocentemente entre los stands del congreso y me hice el encontradizo con el ponente.

-Hola. Perdona, ¿tú eres el que esta mañana has hablado de otoplastias pediátricas?
-Sí...
-Me ha gustado mucho tu comunicación, pero hay algo que te quería preguntar: ¿cómo haces para poner un límite?
-¿Cómo?
-Sí. Hay niños que tienen orejas muy deformadas y esos indudablemente necesitan cirugía. Pero hay otros en los que los pabellones no son demasiado prominentes y, ya sabes, en definitiva, la otoplastia es una intervención de cirugía estética. ¿Dónde está el límite para decidir qué niño se opera y qué niño no?

Hay intervenciones de cirugía estética que cubre la Seguridad Social y esto es algo bueno. Entre ellas están las grandes deformidades faciales; la mamoplastia de reducción, con objeto de disminuir el volumen de las mamas y prevenir problemas de espalda o las ptosis palpebrales que afectan la visión por tener los párpados tan caídos que llegan a tapar la pupila.

Pero en algo como las orejas en soplillo, me resulta difícil establecer una frontera que separe a quién debe operarse y a quién no. Existe una corriente que opina que todos los niños con orejas en soplillo deben ser intervenidos para evitar que se les generen traumas de por vida: ya sabéis, los niños son crueles y en las guarderías se ríen los unos de los otros. Yo me planteo si ésta es una razón suficiente para someter a un niño a una anestesia general.

Un lector: Claro, usted cree que no es necesario porque usted no tiene las orejas en soplillo.
El autor: Sí, es verdad; yo no tengo las orejas en soplillo, pero hay otras partes de mi cara que distan mucho de ser perfectas. Mi nariz está un poco sobreproyectada, por ejemplo. Y estéticamente no me sentaría mal un poco de cirugía ortognática para adelantarme la mandíbula un par de centímetros. Pero tiene usted razón, mis orejas son bonitas.
El mismo lector: ¿Sus orejas son bonitas?
El autor: Sí, eso me han dicho en algunas ocasiones, sí.
Otra vez el mismo lector: ¿En muchas ocasiones?
El autor: Bueno, no sé exactamente en cuántas ocasiones. Aunque ahora que lo dice, quizás me digan lo de las orejas como un piropo por cumplido porque ¡no me encuentran nada que adular en la cara! De cualquier modo, no quiero hablar de mis orejas, señor lector. Esto era una entrada seria, ¿sabe usted? Así que haga el favor de no obsesionarme con mis rasgos faciales no-perfectos; que hasta ahora nunca me habían importado.
El lector: Usted perdone...
El autor: No hay de qué.

¿Por dónde iba? Ya no lo sé... ...pero en definitiva, lo que quería decir era que está muy bien que en determinados casos las intervenciones de cirugía estética entren dentro de las prestaciones de la Seguridad Social, pero que desde luego, con un presupuesto finito, es muy difícil marcar una frontera que decida quién debe operarse y quién no.

Foto: Un zubat: un pokémon famoso por sus grandes orejas. A pesar de ser éste un pokémon bastante impopular, yo entrené una vez a uno y resultó sorprendentemente fuerte.

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BlackZack dijo...

Yo siempre tengo el mismo dilema cuando se habla de cirugías estéticas. ¿Hasta dónde es el deber de un sistema sanitario el solucionar los problemas estéticos de una persona? Yo comprendo aquellos casos en los que la deformidad causa algún impedimento o verdaderamente haya un perjuicio estético que conlleve un verdadero aislamiento social (como esas grandes deformidades faciales que sí se operan, como dices)... Imagino que quizás convendría plantear qué cuesta más dinero, operar a todo dios, no operar a nadie por estética, o formar un comité interdisciplinario entre profesionales de salud mental, y los especialistas que se fueran a encargar de la cirugía concreta.

Por cierto, ¿Zubat impopular? Yo es que siempre he sido un entrenador más bien asocial, voy a mi bola; pero mi Golbat fue en su día un Zubat precioso, y tan fuerte y mono que es (aunque él quizás sí que se beneficiaría de esa cirugía ortognática XD).

J-. r. dijo...

A mí me gustaba más que Zubat que Golbat. Al principio es débil y tienes que cuidarlo, pero llega un momento en que arrea a gusto.

Noname dijo...

Si sobrara el dinero... Adelante con las cirugías estéticas...

Pero mientras nuestra sanidad tenga tantos problemas...

A mi entender, la estética cuando no es "reparadora"... está fuera de lugar en nuestro sistema.

Ana Glez Duque dijo...

Mi hija tiene orejas de soplillo. Son la parte de su cara (junto con los ojos) que más me gusta. Pero, como sé lo crueles que pueden ser los niños, lo he solucionado dejándole el pelo largo. Ni de coña pasa por quirófano para eso.

Ildefonso dijo...

me parece que el reparto de recursos peca de ser poco equitativo

Dr. Bonis dijo...

Pues yo tengo las orejas de soplillo de toda la vida y creo que no he terminado traumatizado.

Si es que ahora a los niños los tratamos como si fueran gilipollas incapaces de soportar las críticas de otros.

Luego cuando de adultos son gilipollas incapaces de soportar las críticas de otros nos sorprendemos.

Dafne Laurel dijo...

¿y dónde te dijo que estaba el límite? si es q todos se pueden operar por lo traumas de por vida, ¿por qué a mi no me operaron por ser de otra ciudad? ¿o por ser considerablemente más grande (a lo alto y a lo ancho) que el resto de las niñas? :_(

todos los niños son orejones o llevan gafas o aparatos o son gordos o pelirrojos o cualquier otra cosa susceptible de ser motivo de burla.

Paula 2.0 dijo...

Yo no sometería a mi niño (si lo tuviera, jeje) a cirujía estética. Yo es que soy de los que no cambian el cromo que le ha tocado por nada del mundo: si operas las orejas al chiquillo, pierde algo de su esencia, ¿no? Ya no sería él.

Y nadie debería tener que adaptarse a ningún canon de belleza. Cada uno es como es, con sus virtudes y sus defectos, y punto. Además, esos cánones son modas que cambian con el tiempo: quién sabe si dentro de 20 años se llevan las orejas de soplillo y la gente se opera para conseguirlas.

lobobailon dijo...

En principio el criterio que se utiliza es si el niño está acomplejado en el colegio o no, ya que es verdad que los niños son muy crueles y no hace falta que el niño pase por eso sometiéndose a una intervención relativamente sencilla. Lo que sí se ve a menudo es a los padres y/o abuelos que quieren que su niño/a sea perfecto/a, ateniéndose a los cánones de belleza actuales, porque le preguntas al niño y bastantes veces te dice que no se quiere operar.
El tema sobre cuándo es estética pura o no es muy subjetivo. En algunos hospitales (por ejemplo, el mío) hay una Comisión de Equidad que decide lo que es estético y lo que no. Sigue siendo subjetivo, pero es lo más homogéneo en cuanto a toma de decisiones.