Érase una vez un lejano país gobernado por un dadivoso rey. El rey, comprometido con la salud de sus ciudadanos, se propuso crear un sistema sanitario lo suficientemente grande para que fuera la envidia de los países vecinos. Completamente gratis.
-Cualquier problema de salud será diagnosticado precozmente -sentenció una mañana en su parlamento- y todo el mundo tendrá derecho al mejor tratamiento, sin importar lo que cueste.
El ministro de Sanidad, preocupado por cómo llevar a cabo un proyecto tan difícil, pasó varias semanas dando vueltas en la cama y sin poder pegar ojo. Finalmente, un jueves a mediodía, salió de su dormitorio y pidió que lo llevaran junto al rey, que se encontraba tomando el té de las cinco.
-Su majestad -interrumpió al monarca, que sorbía su Earl Grey con la educación propia de su condición. Sólo se me ocurre una solución para poder cumplir su promesa. Hagamos que los habitantes acudan al médico por cualquier problema de salud que tengan, por nimio que resulte. Da igual que éste sea un golpe de tos o dolor en una uña. De este modo, cualquier enfermedad se detectará muy rápido y en una fase inicial, por lo que el tratamiento será más barato.
El iluso rey se emocionó tanto, que se le cayó en el té su pasta de mantequilla y ni siquiera se molestó en rescatarla. Por fin se vio capaz de cumplir su sueño y su país pudo gozar de inimaginables prestaciones sanitarias para todos: lo más novedoso en técnicas diagnósticas y lo más puntero en tratamiento.
Sin embargo, una fría mañana de diciembre, el ministro de Economía consultó preocupado al rey. Las cuentas no salían. Entonces, el rey propuso una solución: quiso que los ciudadanos aportaran una cantidad insignificante de dinero cada vez que necesitaran atención sanitaria. Después de todo lo que el país les había dado, los habitantes no podrían negarse a una medida como ésta.
Lamentablemente, éste es un cuento que no tiene final; o al menos, el final no lo conocemos todavía. Algunos piensan que el rey fue un inconsciente; otros, que la población fue una desagradecida.
2 de junio de 2010
El cuento del copago
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Qué interesante.
La verdad es que veo el copago inevitable si queremos mantener la salud que estamos disfrutando...
mmm, dios mio!! esto parece no tener solucion!!
el rey me parece demasiado ambicioso (por eso de querer solucionar todas las enfermedades) y elpueblo...¿qué dice el pueblo?
si yo fuera parte del pueblo vería bien pagar un poquito.
Qué dilema... :s
Mi primera guardia y el 90 % de los pacientes los podría haber visto por la mañana en la Consulta de Primaria.
Si es que...
Hemos empujado a la población a resolver cualquier problema de salud (o periférico a ésta) mediante el uso de los sistemas sanitarios y ahora queremos cobrarles un extra (recordemos que ya pagan impuestos) por ello.
¿Va el rey a no atender a quien vaya con un infarto y sin un euro? ¿le va a meter en la lista de morosos del reino?
¿Cómo explicará el rey que se exija un pago extra a su población y mientras se gaste dinero en medidas inútiles y sin pruebas científicas que justifiquen su financiación - vacuna VPH, fármacos me-too-?
¿Se dará cuenta la población de que en vez de mejorar la gestión de los recursos se recurre a gravar económicamente las consultas médicas y actuarán en consecuencia a nivel de voto y/o participación ciudadana?
¿dejará el rey alguna vez de usar el sistema sanitario como arma electoral?...
...
...
preguntas sin respuesta...
Qué cuento tan poco bonito! Pero qué real! Ojalá ese Rey gobernara en España...
A mí me parece cada vez más necesario el copago, si queremos mantener este sistema sanitario del que "disfrutamos" actualmente.
Yo no buscaría tanto el copago como el gravar sólo el mal uso...
Determinadas patologías requieren un uso de las urgencias superior al de la población habitual y no por ello deberían pagar más.
Yo optaría por un sistema de "sanción". Algo tipo... Al acudir más de tres veces al mes a urgencias siendo esta urgencia catalogada por injustificada por los facultativos... La 4ª deberá pagar.
Un estilo a eso.
Si vas al congreso de la blogosfera sanitaria hay un banner que puedes poner en el blog. Yo acabo de descubrirlo:
http://www.fgcasal.org/fgcasal/blogosfera_sanitaria_acciones.asp
El copago es una falta de respeto. No sólo con la población sino con los profesionales sanitarios.
¿Cuántos procesos de información y educación sanitaria se han iniciado desde el 86 para implicar a la población en el cuidado, mimo y gestión de su sistema sanitario?
(y no solamente en el sanitario: en el educativo, en el municipal..)
¿Cuánto dinero se ha invertido en esos procesos?
El único mecanismo "educativo" utilizado hasta ahora ha sido la de unos profesionales saturados trabajando en condiciones anaeróbicas.
Esa falta de procesos de aprendizajes significativos es una constante muy viciosa en estas democracias olimpicas que tenemos y binarias. Alejadas de procesos de democracia deliberativas.
El Sistema Sanitario ya tiene copago. Ya lo estamos pagando con nuestros impuestos (y mucho, y orientado a la asistencia y no a la educación: los presupuestos de una Consejería en Salud Pública no llegan al 0,7% y en Promoción de la Salud/educación a un 0,2%).
Pagar de nuevo sería repago. ¿lo que se ingrese por estas vías tiene fines pedagógicos?¿educativo?¿es punitivo?
Coincido con Rafa..
Cobramo para que no vengan, porque gastams much.
Pero al mism tiempo se trabaja menos de lo que se puede, se genera traajo exra en foma de peonadas y no decimos qu se puede trabajar más, con lo que ya tenemos y con ello ahorrar..