"La diferencia que existe entre ser alumno de medicina en prácticas y trabajar como médico interno residente es la misma que hay entre jugar a las casitas y pagar una hipoteca".
Ser médico residente de primer año es muy duro; el nivel de ansiedad que soporto cada mañana es bastante alto. Tengo la sensación de haber comenzado a leer un libro por la mitad, en el que soy un personaje que se ha incorporado a una historia que lleva mucho tiempo comenzada y que tiene poca idea de lo que ha pasado antes.
Meto la pata a menudo y no es agradable. Menos mal que de vez en cuando salen algunas cosas bien y eso me sirve como si fuera inyección de moral para continuar al día siguiente. Hoy, por ejemplo, conseguí parar una epístaxis yo solo.
Foto: Casitas en el lago de Ohrid, foto tomada en mi época de estudiante, cuando aún no pagaba hipotecas.
4 de junio de 2008
No más casitas
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no se q es una epistaxis xo seguro q yo no la hubiera parado xD
buenomuchacho es normal q t sientas asi, xo espera un tiempecillo y ya entenderas todo el argumento!!
Pues, sí tú metes más la pata que un ciempiés, imagina el resto de los mortales...
Un antiguo alumno de matricula de honor y años de practica constante me hablaba de sus primeras guardias en puerta como de la época mas terrible de su vida. Si para vosotros es asi, yo qué hago? Me doy a la mendicidad?
De momento, voy a darme a la juerga, que me queda ya mu poquita Italia.
Un beso grande de animo feroz*
Es que lo vuestro no es broma. Será por eso que necesitais la vocación.
Ánimo muchacho!
yo también me siento un poco "de prestada" en esto de la ciencia, pero poco a poco te vas enterando de algunas cosas...
animo
todos nos metemos en la película a la mitad (como mínimo!).
es una sensación de vértigo profesional/existencial creo que bastante comprensible (y bastante compresible, sin N también).
muchas gracias por los consejos con las quemaduras. al final hice un apaño con crema hidrantante johnson bastante cuco, aunque me he tirado toda la semana oliendo a culito de bebé.
ánimo
un abrazo
Cuando menos te lo esperas ya estás hipotecando.
Y con la misma naturalidad que jugabas a las casitas (si bien es cierto que son cosas diferentes).
te cuento la historia de la frase del "no me cabe":
Al ser un musical llevamos microfonos de diadema para cuando cantamos... entonces en murcia nos dieron unos microfonos que tenian un inconveniente y era que cuando teniamos que cantar teniamos que encenderlos dandole al boton de la petaca que llevas colgada detras.. y cuando terminabas lo mismo para apargalo... pues resulta que alguien salio del escenario sin apagar el micro, y otra persona que se estaba poniendo algo entre bambalinas y lo entraba solto eso al lao de quien tenia el micro encencido... "No me entra... tia no me entra... A chuparla!" y lo escuchó todo el teatro (de una media de edad de 70 años...)
nada, anecdotillas que tiene la vida del artista!