Durante el día segundo, el grupo creció tanto en número de gente como en iniciativas.
La concentración estaba convocada a las ocho de la tarde; a esa hora se habían llenado las escaleras principales de Las Setas. A las ocho y cuarto era difícil encontrar sitio en ellas. A las ocho y media comencé a temer por la resistencia al peso de las mismas. A las nueve menos cuarto empezó a llover, pero nadie se movió. Todo el mundo siguió coreando como si tal cosa. Quizás estuviéramos todos tan quemados con la realidad, que el agua nos refrescaba.
Tras la concentración, tuvo lugar la asamblea. Los micrófonos estuvieron abiertos para todo el que quisiera hablar. Me gustó la intervención de un hombre mayor, que reconoció no haberse emocionado tanto desde Mayo del 68. También me gustaron las propuestas de un biólogo que hacía teatro: él animó para que florecieran las aportaciones culturales en la concentración y para que se marcaran nuestros billetes con las palabras "Spanish Revolution".
El segundo día fue un día de reencuentros: viejos compañeros de la facultad, nuevos compañeros del hospital, amigos, vecinos, estaban allí, junto a otros centenares, sentados junto a mí, discutiendo en asamblea popular, aprobando un manifiesto, el mismo que había sido votado en Madrid. Algunos hasta propusieron cambiar el nombre de la recién estrenada "Plaza Mayor" por el de "Plaza de la Democracia".
Foto: La primera asamblea.
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El tercer día ocurrió la explosión social. Lo noté cuando consulté mi muro de Facebook.
Me tocaba trabajar tanto por la mañana como por la tarde, por lo que llegué ya de noche al encuentro. Estuve informándome todo el día a través de redes sociales. En éstas, los que antes siempre hablaban sólo de música e informática, ahora discutían sobre política. Unos eran positivos con la revuelta; otros se mostraban suspicaces y algunos pocos no estaban de acuerdo con ella.
En cualquier caso, Internet echaba humo. La inquietud por el futuro había despertado bruscamente en una importante parte del país. Por supuesto, surgieron rumores acerca de manos que manipulaban aquello; yo no me los creí. Simplemente, no creo que nadie que intente manipular a los ciudadanos lo haga estimulando un debate inquieto en jóvenes variopintos.
Los manifestantes, que durante el segundo día aún no nos habíamos diferenciado, a lo largo del tercer día se estructuraron socialmente. Ahora se encontraban organizados y especializados: unos cocinaban, otros comunicaban, otros limpiaban, los había hasta que se encargaban de la seguridad.
Se organizaron charlas especializadas en los diferentes problemas del país. Por otro lado, las 170 personas que habían dormido allí la noche anterior se organizaban para alojar a las que se les incorporarían en aquella segunda noche. El resumen de aquella tercera jornada fue que se definió como objetivo principal la reforma de la ley electoral y se hablaba con cierto temor de qué ocurriría cuando llegara la jornada de reflexión.
Me fui y, mientras me iba, descubrí que la comisión de limpieza luchaba contra varios grafitis pintados sobre el suelo de piedra del monumento. Ojalá hechos como éste sean una excepción, porque hasta el momento la reunión presume de ser limpia, pacífica, apartidista y aconfesional.
Foto: Cuadrante de organización del movimiento.
20 de mayo de 2011
Los días segundo y tercero de #acampadasevilla
Actualizado por Emilienko a las 7:56
Esta actualización pertenece a la colección Setas Revueltas
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Emilio, las concentraciones son de todo menos apolíticas... apartidistas (término qué no existe oficialmente,creo) sí, pero apolíticas en absoluto (como ejemplo, la petición principal es el cambio en la ley electoral, esto es, un tema político).
A ver si nos vemos allí :)
Me parece un comentario muy oportuno; de hecho voy a cambiarlo. Donde decía "limpia, pacífica, apolítica y aconfesional" ahora dirá "limpia, pacífica, apartidista y aconfesional".
:)
Lo siento emilio, pero no veo nada democraticas las acampadas, menos aun apartidista
Me gusta mucho lo de "Plaza de la Democracia". Muy buena tu crónica, sobre todo para los que aún no nos hemos podido pasar por allí.
Si algo pude sacar en claro de lo que se ve en esos encuentros, es que el pueblo llano está de acuerdo en todo aquello en lo que los políticos no se ponen de acuerdo -o no se quieren poner-; que la gente quiere unos gobernantes que realmente hagan algo más que insultarse unos a otros e intentar hacerse la puñeta sólo por tener la oportunidad de decidir unilateralmente o con los menos apoyos/negociaciones posibles.
Por otra parte, y desde un punto de vista objetivo, no percibo lo mismo acerca de este movimiento estando en las setas que viendo los medios. También es cierto es que cada persona es un mundo: seguramente el ambiente en Madrid o Barcelona no sea el mismo que el que se respira en Sevilla.
@medicoblasto
La concentración no responde a ningún partido, yo creo que por lo tanto puede ser llamada antipartidista.
En lo de democrática, tienes razón, dado que no se ha sometido a la votación de toda la población, pero ¿quién ha dicho que esto sea democrático?