22 de abril de 2011

Llueve en la Semana Santa de Sevilla


Llueve. Si llueve no hay cofradías en Sevilla. Y esto da lugar a dos actitudes muy diferentes en mi barrio.

Por un lado, están a los que esta situación les crea una profunda congoja. No sé cómo se habrá tomado el dueño de la ferretería que no haya salido la Macarena; él, a quién ya le he escuchado en varias ocasiones a lo largo del año comentar las reuniones de la Junta de Gobierno de esta Hermandad. Mejor suerte ha tenido el de la recova; ése que adorna su tienda con fotos de la Amargura; que ellos han podido salir este año.

En el extremo opuesto, están los que se alegran de que se suspendan las cofradías, que no son pocos, y a los que también es fácil tener oportunidades de escuchar.

-No hay derecho a que durante una semana no pueda meter o sacar el coche de mi propio garaje. No hay derecho. Ojalá llueva toda la semana.

Tengo que decir que yo estoy más próximo a los primeros que a estos segundos. No porque no me solidarice con ellos, que yo también sufro las dificultades para llegar a mi propia casa durante esta semana; sino porque cuando decidí vivir en el centro, sabía que la Semana Santa implicaba forzosamente problemas en el acceso a mi domicilio durante bastantes días.

He vivido en muchos sitios de esta ciudad mía. Estuve años cerca del campo de la Feria, tolerando una semana de mañanas, tardes y noches de ruidos, y encontrando amantes, orinas y vómitos diariamente en mi propio portal. También residí años cerca de un estadio de fútbol, que cada dos semanas sigue congregando a miles de seguidores que han celebrado bastantes trofeos de competiciones a nivel europeo hasta altas horas de la noche (no me pregunten qué copa era, que no tengo ni idea, y con esto se pueden hacer una idea de lo que a mí me interesa este deporte).

Pero cada vez que he vivido en uno de estos sitios, he sido consciente de antemano de las incomodidades que suponen las concentraciones masivas de personas que se producen de forma periódica y, por tanto, las he tolerado estoicamente.

Por eso, cada vez me molesta más que haya personas que no duden en manifestar públicamente su alegría de que este año se suspendan las cofradías, argumentando las incomodidades que éstas les suponen y sin tener en cuenta a las personas que llevan el año entero preparándose para estas fechas. Procesiones en el centro de Sevilla lleva habiendo muchos siglos y, vivir en el centro, supone aceptar su existencia.

Foto: Ayer, las sillas de la Campana, vacías por la lluvia.

10 firmas. Añade tú la tuya:

Ertrael dijo...

Yo, que no soy sevillana como bien sabes, no comparto el fervor de estas fiestas (ni tampoco de las venideras de volantes y lunares) y no alcanzo a entender la devoción que aquí se respira. Pero eso no quita para que, aún dándome exáctamente lo mismo si están o no en la calle, no sienta que es una enorme putada esperar todo un año para algo y que se estropee por algo tan cambiante como es el tiempo.
No comparto la pena ni la alegría, pero las costumbres son eso en cada sitio y hay que saber respetarlas y vivir con ellas... Esto forma parte de la idiosincrasia de Sevilla, y si vivimos aquí, debemos aprender a sobrellevarlo o al menos a ignorarlo...
Y que conste que a mi me molesta mucho que llueva, porque me impide salir a la calle, sea para ver cofradías o no!!!

Ildefonso dijo...

Muy acertado, como siempre.

Frank Lhermitte dijo...

Lástima. Además de un negocio, no olvidemos que es un evento anual en el calendario. Muchas personas se ven sólo de año en año aprovechando que sale la hermandad. En fin, otro año será.

Catarina dijo...

Siempre me alegro de escuchar algo de Sevilla. Yo nunca me he quedado en la Semana Santa por el lio que suponia - nadie lo crée... Besito

Julia dijo...

Nos gusta viajar y adentrarnos en las costumbres castizas de otras tierras, conocer sus arraigadas tradiciones, de hecho a veces lamentamos los efectos de la globalización, pero al mismo tiempo rechazamos a ultranza y despreciamos nuestra c...ultura y a los que las mantienen viva. Yo normalmente desaparezco en estas fechas, y obviamente existen mi cosas de este mundo que detesto, pero agredezco a quienes hacen que reconozca en estas fiesta a la sevilla que conozco desde pequeña con sus imágenes, sus olores...

enfermero9 dijo...

Tres cuartos de lo mismo en Jerez, amigo Emilio, totalmente de acuerdo y sin olvidar a todos esos que aprovechan estas fiestas para poder vivir gran parte del año.

en las nubes dijo...

Me da penica que llueva... snif!

Daniel E. Pleguezuelo dijo...

El Domingo de Ramos cerré los ojos y mis sentidos me engañaban. Madrid dejó de serlo por un momento y olía a incienso y sonaba tal y como lo hace Sevilla en su Santa Semana de fervor por la Pasión de Cristo. Cerré los ojos y me dejé llevar...

Sophie dijo...

Ni calvo ni con tres pelucas. Cuando uno se va a vivir a un sitio sabe que tiene sus cosas a favor y sus cosas en contra, como bien explicas. ¿Tendrían diferente actitud si lo que se celebrara y les dejara sin meter el coche en el garaje fuera la Fiesta de la Primavera, la Cabalgata del Orgullo Gay o cualquier otro evento no religioso? ¿Protestarían igual y se alegrarían de que lloviera si el centro sevillano se inundara de farolillos, volantes y lunares?
Recuerdo escuchar a un conocido mío que vive en Huelva por la salida de las carretas del Rocío, "venga a saturar media Huelva, venga a cerrar sitios oficiales,venga a no dejar pasar coches toda la mañana por unos cuantos sitios y todo por cuatro borrachos que se van de romería". Otro conocido le replicó indignado "mira, que la salida de las carretas y la llegada son apenas dos días, mientras que tu Semana Santa que tanto te gusta es una semana entera y encima te cierran el supermercado el viernes".
En fin, cuestión de tolerancia...

Atención Primaria Vigo dijo...

Pues Emilio, como sabes, por propia experiencia tengo que decir que esto no ocurre sólo en semana santa. Ocurre en cualquier evento, ya sea deportivo, cultural,... lo que sea.

Hay mucha gente que tiene muy poca tolerancia a los demás, y que lo que a ellos les importa, ningún problema y hay que hacer lo que haga falta, ahora, que lo de los demás, que lo eliminen todo...

Pero mira, lo bueno o lo malo es que como son actos organizados por el ayuntamiento, si no te gusta, ajo y agua...

Aunque la verdad, aunque sobre todo se te quejan mucho cuando les cortas calles, o les obligas a cambiar su rutina habitual, cuando pasan los 5 minutos críticos, si tú no te cierras en banda, suele salir la persona razonable que tienen y aceptan de buen grado el impedimento (generalmente, que también hay cazurros xD).

Un saludo.