Ayer se me quemó el router y me quedé sin internet. Jamás se me había ocurrido lo difícil que es hoy en día estar una tarde entera en casa sin poder entrar en la red.
La primera dificultad llegó cuando me di cuenta de que, sin internet, no tenía forma de enterarme del número de teléfono de incidencias de mi compañía telefónica. Cuando por fin (tras casi una hora) conseguí llamarles, me dijeron que tardarían por lo menos 48 horas en traerme un router nuevo y que todo ese tiempo estaría sin internet.
Pensé en salir de casa para distraerme. La mejor forma que tengo para encontrar a mis amigos a última hora es meterme en Gmail y leer las cadenas de quedada. Fui al ordenador y cuando me senté frente a él, recordé que no tenía internet.
Entonces cogí algunos artículos de Medicina que tenía pendientes de estudiar y que sorprendentemente estaban en formato papel. Cogí mi subrayador amarillo y señalé las referencias que me parecían más interesantes. Volví al ordenador para buscar las referencias y frente a la pantalla recordé de nuevo que no tenía internet.
Puse la tele después de varios años para comprobar que ya no conocía ninguno de los programas que ponían. Tras ver a Risto Mejide meterse con media humanidad, me ilusioné al recordar que seguramente ya estaría on-line el siguiente capítulo de The Big Bang Theory, pero, esta vez, antes de levantarme del sofá recordé que no tenía internet.
Me puse a jugar al Mario Kart en la Wii; pero tuve que competir contra la computadora en vez de contra los viciados conductores japoneses que se pasan los días pegados a su volante inalámbrico. Aquello no tenía ni la mitad de emoción, así que lo dejé pronto. Todo por no tener internet.
Así que me pasé la noche entera leyendo un libro (un libro de papel, no un ebook). Es "La casa de Dios" de Samuel Shem, que me prestó Enrique la semana pasada. Está bastante bien. Os lo recomiendo.
Menos mal que tengo una conexión de emergencia desde la cual puedo actualizar el blog, que si no, me da algo.
Foto: Mi router. El humo no es real, es de Photoshop. El olor a plástico quemado sí es real, pero no hay forma de captarlo.
8 de diciembre de 2009
Soy Internet-dependiente
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Pobrecico, aprovecha y haz cosas antiguas, como ver una peli o jugar al Trivial.
pues yo que me quedé sin luz 4h.....
Aprovecha para leer un poco el Harrison´s... un repaso ligero de alguna enfermedad poco frecuente siempre entretiene un dia de puente!
Hay un dicho nuevo que tiene bastante razón: "Es más largo que un día sin Internet".
¡Suerte!
cada vez que voy a mi pueblo me siento así... :( es duro.
Hubo un día que yo también perdí la conexión y fue 'el peor día de mi vida'... 0_o
Yo estuve casi toda la semana pasada sin conectarme a internet, por voluntad propia... y lo único que odié fue la cantidad de mails que se acumularon en mi buzón :s
Yo me he pedido por reyes un modem usb externo para no quedarme sin internet cada vez que me voy a Madrid. Así que no sabes cómo te entiendo ;-D
xDDDD Me siento igual cuando por lo que sea no puedo conectarme :$
xDDDD Me siento igual cuando por lo que sea no puedo conectarme :$
Bueno, poder disfrutar de "La casa de Dios" es de las cosas que compensa unas horas sin internet...
Como todo, es cuando lo pierdes cuando aprecias la magnitud de su importancia.
Qué curioso, yo ayer también estuve todo el día offline, pero porque se cayó Orange en toda Pamplona, y tuve sensaciones similares: tuve que llamar para que me dijeran una nota, ir a la biblioteca a imprimir unos apuntes que habían colgado... ¿Cómo lo harían hace 20 años? :D
Yo alguna vez he agradecido una avería o algún problema con mi ordenador que me impidiera quedarme conectado mareando la perdiz hasta las tantas de la noche, porque siempre he acabado haciendo lo que tú: pasarme unas horas leyendo; y siempre me ha sentado bien.
Siempre he sabido que la diversificación de cualquier cosa te da mejores resultados, pero en la práctica la comodidad cada vez más infinita de hacerlo todo por internet está acabando con esa diversificación: juego por internet, me comunico por internet, estudio por internet y hasta pido comida para llevar por internet... Y claro, cuando te quedas sin internet parece que se te ha acabado la vida.
Son las pequeñas grandes dependencias de la vida moderna.
Me agrada la sorpresa positiva en lo musical, la verdad. En lo referente al sonido me di cuenta algo tarde de que debería haber hecho lo que fuera por apagar la caja, que sonaba demasiado... Aquello no es una sala de conciertos y también tenemos que poner de nuestro lado para que suene bien, que al fin y al cabo nosotros somos los interesados en ello.
Un abrazo, y gracias por haber venido.
Jajaja lo peor es cuando te sientas, haces click en el navegador y te deja viendo un chispero!