Jorge se llegó a enfadar conmigo discutiendo sobre esto. Aunque bueno, cuando él se enfada no lo demuestra mucho; sólo se incorpora un poco en su silla, suelta sus argumentos para rebatirte, se ríe un poco y se enciende un cigarrillo.
Por otro lado, Jorge ya no fuma desde hace un tiempo. Eso quiere decir que esta discusión ya no es tan reciente; es de antes de que yo comenzara a ser médico residente.
Jorge defiende que la Medicina es una ciencia. Él es químico y, en su mundo de entropías, entalpías, moles, ajustes de fórmulas, "pehaches", oxidaciones y reducciones varias, entiende la Medicina como la ciencia en la que un organismo recibe un tratamiento basado en experimentos que surtirá algún tipo de efecto cuantificable y lógico.
Yo, por el contrario, entendía la Medicina como un arte basado en la relación médico paciente, en la que el ojo clínico era un sentido en cierto modo innato y difícil de entrenar, como la forma de pintar de un pintor y la forma de esculpir de un escultor.
Sin embargo, mi visión artística de mi oficio duró poco. En concreto, las semanas justas para aprender protocolos hospitalarios: los abscesos periamigdalinos requieren ingreso; los flemones, no; la disfonía de más de dos semanas de evolución es tributaria de exploración endoscópica y los criterios para tratar con antibióticos una otitis media aguda están bien especificados en una tabla que hay que memorizar. Eso es, la protocolización convirtió mi visión artística de mi oficio en una ciencia; en lo que Jorge esperaba que fuera.
Pero también me equivoqué, porque hoy en día he vuelto a pensar en la Medicina como arte. Un arte basado en la ciencia eso sí, pero arte. Porque, ¿cómo cuantificar que la forma de actuar de un médico haga que el enfermo cumpla el tratamiento o no? ¿Cómo estudiar los movimientos de muñeca propios de cada cirujano que hacen que sus cirugías tengan tasas de éxito diferentes? ¿Cómo valorar los miles de condicionantes socioculturales que hacen que un enfermo no sea sólo una enfermedad, sino una persona?
Parece que ni Jorge ni yo acertamos hace años; que la Medicina es en realidad un arte basado en la ciencia. Seguramente sea porque, cuando dos discuten, ninguno suele llevar la razón. Eso aún tengo que aprenderlo.
FIN DE LA SERIE "LA CASA DEL CAMBIO"
Foto: Ayer mismo, la casa Batlló de Barcelona. El edificio es arte, pero sin ciencia se habría derrumbado.
23 de septiembre de 2011
La casa del cambio (3): del arte a la ciencia y de vuelta al arte
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