Uno no puede pretender saber cuáles son los puntos débiles de su hospital estudiando exclusivamente las reclamaciones de los pacientes. No tiene sentido.
El estudio de las reclamaciones tiene dos problemas principales.
En primer lugar, se valoran hechos puntuales y sólo desde el punto de vista subjetivo del reclamante. Por ejemplo, un paciente puede poner una reclamación contra un sanitario concreto. Para ilustrar el ejemplo, imaginemos que ese sanitario es un médico y le vamos a llamar Dr. Bueno. El Dr. Bueno es un excelente profesional, pero ha sido objetivo de una reclamación injusta. Si damos valor sólo al estudio de reclamaciones, el Dr. Bueno quedará clasificado como punto débil del hospital, cuando en realidad es un punto fuerte.
En segundo lugar, se menosprecian problemas grandes que no originan molestias suficientes como para que el paciente alcance el umbral de nivel de malestar suficiente como para poner una reclamación. Otro ejemplo: los somieres de las camas con un alto índice de rotación están rotos. Es levemente molesto; los pacientes lo notan, pero como seguramente pasarán en esa cama sólo una o dos noches y el resto de la experiencia hospitalaria está siendo buena, no se plantean poner una reclamación.
Estos fueron dos de los motivos por los que puse punto y final con mi tesina a mis investigaciones sobre reclamaciones. Entonces apareció María.
María también llevaba estudiando la satisfacción de los pacientes desde hacía mucho tiempo, pero desde otro punto de vista: no utilizaba las reclamaciones, sino las encuestas de satisfacción.
Pero María tampoco estaba satisfecha con sus análisis, debido a que como los grandes problemas motivo de reclamación son (afortunadamente) raros, estos quedaban escondidos entre centenares de encuestas de satisfacción de pacientes contentos.
Sin embargo, en el estudio de María había una ventaja enorme: pese a que menospreciaba los grandes problemas, el análisis de las encuestas de satisfacción era el termómetro ideal de la opinión de los pacientes. ¿Habría una forma de unir nuestras investigaciones y obtener datos de interés?
La respuesta es sí: un método estadístico llamado "Despliegue de la función de calidad" o, coloquialmente "Casa de la Calidad".
Continuará...
Foto: Casa en ruinas el verano pasado, en el centro de Lisboa.
13 de junio de 2011
La casa de la calidad (1)
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lo importante es que la tesis salga :)
Ah, no, pero esto no es el tema de mi tesis.
Esto lo hago para ver qué sale :)
Pues es un tema muy interesante.
A ver cuando sale la segunda parte, jeje.
Por cierto, cuando he visto la foto ya me pareció a mi una casa portuguesa, y se me hizo raro que hubiese una en Sevilla, pero después he visto que no, que era en Lisboa, jeje.
Yo te diría que no perdieras el tiempo en analizar la calidad de nuestro sistema sanitario, pues de eso ya se ocupan nuestros bienpagados gestores, que precisamente utilizan la estadística para justificar sus decisiones. Como siempre, la estadística es la herramienta fácil para introducir sesgos y llevarte los análisis a tu terreno.
Yo de ti, que te conozco y te admiro profundamente como persona y como profesional de la medician, continuaría dedicando el tiempo al estudio, a la buena praxis y al buen trato que tienes con los pacientes. Porque estoy seguro que eso basta para que no se den cuenta si está roto o no el colchón, o si les gusta la decoración de los pasillos. La gente lo que quiere es que se le atienda con respeto, y con profesionalidad. Yo como enfermera me siento orgullosa de nuestro sistema sanitario, y no me preocupa demasiado la calidad como concepto, sino como modus operandi.