Una de las cosas buenas del invierno es que hay naranjas y puedes desayunar zumo, lo que es todo un placer para los sentidos y para la acidez de estómago.
Para quienes no lo sepáis, el zumo de naranja es mi bebida favorita y es una pena que no se pueda pedir en los bares por la noche. Ningún sitio es perfecto.
1 de marzo de 2007
Desayuno de invierno
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