Fue una fiesta del servicio muy agradable y muy bonita. En ella celebramos que mi compeñero de promoción y yo ya habíamos superado el primer año de residencia.
Yo ahora tengo que dejar la planta de adultos e irme al Hospital Infantil, a aprender a ver los oídos de los niños y a operar amígdalas y vegetaciones. Sin embargo, hay algo que no sabía y que me ha cogido completamente por sorpresa: un niño no se deja ver ni los oídos ni la garganta con la misma facilidad de un adulto. No quieren abrir la boca, gritan, lloran, no se están quietos. Necesito mucho temple para no perder la paciencia con ellos.
Foto: Mi compañero de promoción y yo con una fuente de natillas de chocolate que preparé. Sobre ella se lee, escrito con galletas: O.R.L. 2008-09. A pesar del buen aspecto, me quedaron bastante secas.
Vídeo: Shin Chan va al otorrino. Entre los asesores del capítulo, hubo un otorrino infantil; estoy seguro.
5 de julio de 2009
El otorrino infantil
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