22 de enero de 2011

El tabaco cuando cuelgas la bata


Digo tantas veces al cabo del día y a tanta gente que deje de fumar, que a veces me siento frustrado cuando compruebo cómo la adicción al tabaco me gana la mayoría de las batallas.

Esto ya lo sabía; ya me lo enseñaron durante la carrera: "el consejo oral anti-tabaco de un médico consigue que demasiados pocos pacientes dejen de fumar; sin embargo, funcionará en algunos casos". A pesar de esto, yo sigo recomendando que se deje de fumar, y a la vez cruzo los dedos para que el paciente que tengo delante sea de ésos que tendrán la suerte de no sólo oírme, sino también de escucharme, y por tanto de plantearse el dejar de fumar.

Cuando se apagan las luces de la consulta hasta el día siguiente, cuelgo la bata y pierdo mi traje de médico, camuflándome entre la multitud de la ciudad y conociendo la realidad de los fumadores reales. Parece que sin bata blanca, los fumadores te hacen aún menos caso cuando les aconsejas que dejen de fumar.

-Yo sé que es malo, pero me gusta -dicen y continúan plácidamente su cigarrillo en cualquiera de los veladores de la ciudad, inconscientes de las excusas que la adicción al tabaco pone en su boca.

A veces es hasta peor: tus amigos fumadores tienen una neumonía y dejan de fumar, y te lo dicen, y te pones contento, y les das la enhorabuena, y te prometen que nunca más volverán. He conocido a tres personas en esta situación. Los tres volvieron a fumar antes del año.

Otros, que saben que no apruebas su adicción, dejan de fumar delante de ti, pero el olor a tabaco los delata. Creen que te están engañando, pero no te engañan. Se engañan ellos.

Pero a veces hay casos de éxito. Son aquellos que te dijeron que iban a dejarlo, que estaban planificando un día y, que cuando éste llegara, no lo comentarían más. Ese día llega y notas ha llegado porque, cuando todos los demás se levantan a fumar, algunos antiguos fumadores ahora se quedan sentados.

Yo no digo nada y sigo actuando con normalidad en esos momentos, pero me alegro en mi interior. Si la vida fuera una película, en esos momentos debería sonar una canción.

Foto: Apoyando públicamente al proyecto "Mi vida sin ti".

3 firmas. Añade tú la tuya:

Dafne Laurel dijo...

Mi compañero de piso fuma. Estoy harta de decirle que no lo haga, pero no hay manera.

Me da rabia que incluso a veces se niegue a irse a la ventana a fumar, o que lo haga cuando yo estoy comiendo.

Si algún día encuentras la forma de convencer al fumador para que se haga no-fumador, compártela con todos. Mis pulmones te lo agradecerán. :)

Y me encanta el dibujillo.

Rafi dijo...

Gracias

Frank Lhermitte dijo...

http://www.youtube.com/watch?v=MoRpl2muZ5Y