28 de febrero de 2009

Body Worlds Sevilla


Ayer estuve con Isa en la exposición esa de los cadáveres humanos disecados de forma artística. Nos lo pasamos bastante bien, la verdad: Isa descubrió antes que yo la disección del oído medio y me llevó corriendo a ella; yo hice que ella me explicara el aparato valvular del corazón y dos compañeros residentes del hospital de Valme con los que me encontré allí me sorprendieron explicándole a una mujer del público para qué servía el cerebelo.

Cuando hace algunos años me enteré de que esa exposición existía y que estaba viajando por toda Europa, me pareció algo completamente antiético que obtenía todo su éxito en el morbo de exponer cuerpos humanos muertos. Pero no es así: todos los cadáveres se muestran con mucho buen gusto (a excepción, quizás, de las arterias del niño que monta a caballo).

Me habría gustado, tal vez, un poco más de detalle respecto a nervios y vasos sanguíneos: un sistema nervioso disecado en su totalidad, por ejemplo. No obstante, para mí la exposición se merece su alto precio.

De lo único de lo que me arrepiento es de no haber ido con el atlas Sobotta debajo del brazo...

25 de febrero de 2009

Cumpleaños


Hoy hace dos años que decidí compartir parte de mi vida con cualquiera que quisiera leerme a través de un blog.

Aunque ya no soy un estudiante con tiempo para todo y me he convertido en el último felpudo del hospital, para los próximos años prometo más (y mejor).

Foto: Glomo, mi Pokémon, y yo

19 de febrero de 2009

Porno Hopper


-...y bueno, para terminar con mi presentación sobre disfonías funcionales, me gustaría enseñar este cuadro de Edward Hopper, que se llama Cape Cod morning y en el que llama la atención la sensación de silencio que desprende el lienzo. Como las enfermedades de las que he hablado durante mi sesión son más frecuentes en mujeres y todas ellas mejoran con el reposo de la voz, creo que este cuadro puede resumir el concepto principal. Y ahora, si alguien tiene alguna pregunta...

En ese momento, una voz anónima y potente pregunta desde el oscuro fondo de la sala:

-A la tía del cuadro... ¿le están dando por detrás?

Giro la cabeza mientras que todo el auditorio se ríe más o menos descaradamente y veo cómo con la última diapositiva, mi presentación se ha vuelto en un momento muy ridícula. De repente, poco importa todo mi trabajo porque el la última diapositiva alguien ha creído que a una mujer "le estaban dando por detrás".

Me he quedado completamente en blanco, sin saber qué decir.

Foto: Cape Cod morning. Edward Hopper, 1950.

17 de febrero de 2009

La sesión clínica


La sesión clínica es ese momento terrible de la vida del médico residente en el que tiene que explicar un tema del que sabe muy poco a un grupo de médicos adjuntos que conocen profundamente ese tema en cuestión.

Es más o menos como ponerte delante de Stephen Hawking y explicarle que dos por dos son cuatro; o como convencer a Fernando Lázaro Carreter de que "haber" se escribe con H y con B.

Para añadir intensidad al asunto, las sesiones ocurren a la bonita hora de las ocho de la mañana; y a pesar de que tú a esa hora tienes el cuerpo cortado por los nervios y por haber dormido mal, los médicos adjuntos se sienten en plena forma y te realizan continuamente preguntas dificilísimas que normalmente no sabes responder.

Sólo espero no decir cosas que estén mal, como hice en mi última sesión...

Foto: Primera diapositiva de mi presentación.

14 de febrero de 2009

Mi día de los enamorados


Leo en internet que hoy es el día de San Valentín y me doy cuenta de que desde hace unas semanas ya no estoy enamorado.

Así que podré quedarme esta noche en casa y ponerme a pensar en cosas más importantes que mi vida sentimental, como la charla que tengo que dar la semana que viene en mi servicio y sobre la que aún no sé nada.

Foto: Un huracán arrancó de raíz un árbol en la Pirotecnia y aplastó un coche.

10 de febrero de 2009

Si Walt Disney dirigiera mi hospital (3)

Ya que había implantado el estilo Disney en mi relación con los pacientes y con el personal sanitario del hospital, ahora me tocaba el paso más duro de todos: mostrar mis inquietudes a la gerencia del hospital.

Como tenía una cita con uno de los jefes de docencia de los MIR (porque a partir de ahora a los residentes de primer año no se nos autorizará a firmar altas ni ingresos), me preparé algunas de las cosas que quería decirle.

-¿Qué cosas no te gustan de este hospital, Emilio?
-Oh, bueno, en realidad no me gusta la comida, señor.
-¿La comida?
-Sí. Verá, la comida tiene demasiada carne. De los seis platos a elegir, normalmente cuatro de ellos son de carne o llevan carne. Apenas hay verduras y por tanto la comida es muy calórica. Además, a mi gusto tiene demasiada sal.
-Ajá.
-Y tampoco me gusta que si llegas fuera de la hora porque estés atendiendo a un paciente, no te den nada de comer.
-Ya.
-Y también quería comentarle algo del servicio de lencería.
-¿De lencería?
-Sí. Nunca hay pijamas de quirófano de mi talla. Yo uso la talla amarilla. Raras veces encuentro un pijama ni de mi talla ni de la superior y tengo que usar dos o tres tallas más.
-Ya.
-Y tengo que pasar las 24 horas de guardia con un uniforme que me queda grande.
-Ya Emilio, pero yo me refería a otra serie de cosas del hospital.
-Oh, con otra serie de cosas no tengo ningún problema, señor. Son problemas internos y de organización, que son inherentes al funcionamiento de un hospital grande y que todo el mundo asume como normales al trabajar dentro de un sistema tan difícil como éste. Son los pequeños detalles, como los de la comida y la uniformidad, los que veo que son suceptibles de arreglarse y los que al comprobar cómo día tras día siguen igual, me acaban quemando.

Pienso en ese actor dentro del disfraz de Mickey que se pasa el día entero saludando a los niños en Disneyworld. ¿Ese actor saludaría con la misma alegría si el disfraz de Mickey le quedara grande y tuviera que ir con cuidado para no pisarse la cola?

Y si ese mismo actor, por haber estado haciéndose una foto con un grupo de niños, llegara tarde a la cafetería y no le dieran de comer, ¿creéis que el próximo día, cuando llegue la hora de comer, se quedará a saludar a las visitas o saldrá disparado para la cantina? ¿En serio os imagináis al ratón Mickey huyendo de un grupo de niños porque son las dos de la tarde? Porque yo sí que he intentado que un paciente no me viera para poder ir a la cafetería y almorzar antes de que se me hiciera tarde, dejando al paciente para después...

Foto: Uno de los platos más populares del menú del hospital: el filete que flota en aceite.

7 de febrero de 2009

Así se despiertan los entrenadores


Muchas gracias por vuestras respuestas de la pasada actualización. Gracias a ellas, he podido editar esta pequeña recopilación de canciones, el conjunto de todos vuestros despertadores, que espero que sea de vuestro agrado.

Foto: Me quedé dormido en la fiesta de mi 21 cumpleaños.

Akitala


Cherry


Dr. Farándula


Dra. Jomeini


Elouan


Emilienko


F.ode


Menelwen


Oldun


Rubén

3 de febrero de 2009

Sobre despertadores


Cuando me compré el móvil nuevo, decidí usarlo como despertador y descubrí que podía meter cualquier melodía para que me despertara por la mañana.

Después de mucho pensarlo, elegí el "Downtown" de Petula Clark, porque es una canción suave, con una voz muy agradable y que tiene una letra muy positiva (ya sabéis, dice eso de "cuando estás solo y te sientes sin nadie siempre puedes darte un paseo por el centro").

Pero después de haberla escuchado más de doscientos días a las seis de la mañana, la canción ya no me parece ni tan suave, ni la voz tan agradable, ni la letra tan positiva. La voy a cambiar y ya tengo sustituta.

Se me ha ocurrido, que si todos los que leéis esto me respondéis cuál es la canción que suena en el despertador de vuestro móvil quizás podría quedarnos un recopilatorio muy original, ¿no creéis?

Empiezo yo: Petula Clark - Downtown.