31 de diciembre de 2008

El día de la compra


Como sabéis, llevaba mucho tiempo queriendo comprarme un Mac; pero debido a que son más caros que el resto de los ordenadores y a que no usan Windows, no acababa de decidirme.

El viernes pasado, (todo sea dicho de paso, después de haber asistido a la muerte repentina e inesperada de una paciente joven) me asaltó ese sentimiento que a veces sufrimos los médicos acerca de la fragilidad y brevedad de la vida y de la necesidad de vivir el momento. Así pues, ni corto ni perezoso, tras salir del hospital, me fui a la tienda Mac de Los Remedios y pagué una cantidad nada despreciable por mi nuevo ordenador.

Llegué a casa feliz. Ya sé que no está demasiado bien obtener felicidad con las cosas materiales; pero bueno, la verdad es que yo estaba bastante contento. Tal era mi alegría, que obligué a mis familiares a asistir al proceso de desembalado y de montaje del ordenador.

Pasé más de cuatro horas jugando con el nuevo sistema operativo, me fui a la cama, dormí pocas horas y a las siete de la mañana del sábado siguiente, muerto de impaciencia, me levanté para seguir probando mi nuevo juguetito.

Sin embargo, con la luz del día, me di cuenta de algo de lo que no me había percatado la noche antes: el cristal de la pantalla tenía un pequeño picotazo.

25 de diciembre de 2008

Soy menor de treinta


Un día de la semana pasada, al levantarme por la mañana, descubrí en el espejo que tenía una cana, mi primera cana. No le di mucha importancia; al peinarla quedó oculta por el resto del pelo y no se notó.

Sin embargo, sí que noto que desde hace unos meses me echan más edad de la que realmente tengo. La mitad de mis compañeros residentes de primer año, al conocerme, creían que estaba a punto de acabar la residencia (es decir, tenía casi treinta años). Una mañana, incluso una médico llegó a preguntarme si Otorrinolaringología era mi segunda especialidad.

El colmo ocurrió en la guardia de ayer. Por ser Nochebuena, todo el mundo estaba muy amable; en un pasillo, uno de los jefes de Urgencias se paró, me felicitó las Pascuas y cordialmente me preguntó:

-¿Y hoy estás tú sólo de adjunto de Otorrino? ¿No hay contigo ningún residente?

A pesar de todo esto, me niego a teñirme mi cana.

21 de diciembre de 2008

Días prenavideños


Estos días prenavideños han sido todo un jaleo. Para que os hagáis una idea, os dejo un resumen en cifras:

1150 kilómetros recorridos con el coche.
100 o más fotos en las que salgo haciendo el tonto.
24 pacientes urgentes y 1 emergente.
8 canciones bailadas en Stepmanía.
6 temas de Otorrino repasados.
4 paseos en Sevici.
4 capítulos vistos de Series Yonkis.
3 noches fuera de casa.
3 comidas de Navidad.
2 nuevas ciudades conocidas.
2 sudokus resueltos.
2 o menos unidades diarias de frutas y verduras.
1 décimo de Lotería Nacional.
1 ligue.
1 catarro de vías altas.
0,5 días de gimnasio.
0,5 nuevas piezas preparadas al piano.
0 días dedicados a mi proyecto de investigación.

A veces me pregunto si mi vida está muy llena o muy vacía.

Foto: Flan de huevo del postre de la última comida de Navidad.

15 de diciembre de 2008

Quiero mi Spore


Me he quedado de piedra al descubrir Spore.

Este juego por fin unifica todos los juegos a los que me he dedicado todos estos años: todas esas horas jugando con el Mario, las tardes conquistando mundos en el Age of Empires, esos esfuerzos por construir una ciudad ideal en Simcity y todas las vidas creadas en Los Sims.

Además parece que todo es mucho más jodidamente personalizable que antes. Creo que va a ser mi regalo de navidad, aunque me parece que la tarjeta gráfica de mi deteriorado portátil no va a poder con semejante juego... ¿quizás debería hacerme un regalo todavía mayor y acompañar el Spore de mi deseado iMac?

Y también quiero preguntar, ¿alguien que ya haya jugado me puede contar su propia experiencia? Os dejo con el increíble trailer.


8 de diciembre de 2008

La Universidad y el Santander


Me repugna la idea de que un banco abra sucursales dentro de la Universidad.

Cuando era estudiante de mi licenciatura, cometí el error de contratar una cuenta del Banco Santander asociada a mi tarjeta universitaria. Personalmente, este banco no me trató demasiado bien; aunque entiendo que para algunos alumnos y profesores, esta relación de la Universidad con el banco haya supuesto ciertas ventajas.

Como mis propias experiencias no fueron agradables, al solicitar mi nueva tarjeta identificativa como estudiante de doctorado, no quise que ésta llevara asociada una cuenta bancaria de ningún tipo.

Mi sorpresa ha sido grande al recibir mi nueva tarjeta por correo. Ésta no tiene ninguna función monetaria asociada, pero el Banco Santander se ha publicitado en el reverso de la misma. Y no es que yo sea ni muy hippie ni muy antisistema, pero creo que la relación universidad-banco está llegando demasiado lejos.

3 de diciembre de 2008

Depresión y antidepresivos


Un famoso artículo, publicado en febrero de este año, tambaleó los cimientos del tratamiento de la depresión. En él, se afirmaba que algunos de los nuevos antidepresivos (entre ellos el Prozac y el Seroxat) eran tan efectivos como el placebo en depresiones leves y moderadas.

Falazmente, el artículo podría resumirse en que parece que los pacientes depresivos no-graves con tratamiento farmacológico mejoran porque creen que están tomando una medicación y no porque la estén tomando.

Aunque este artículo fue y aún es muy polémico, nos obliga a reflexionar un poco, pues hace plantearse el poder que puede llegar a tener una entrevista médica sobre el estado de ánimo; así como la importancia de ofrecer esperanza, seguridad en el futuro y preocupación por los problemas del paciente.

Personalmente, creo que en este mundo de hoy, en ocasiones llamamos depresión a los síntomas derivados de los problemas de adaptación a un modo de vida difícil. Quizás sería conveniente un tratamiento más social y menos medicalizado de esta situación.

Foto: Falso título de psicólogo expedido por los ejecutivos de la Iniciativa Dharma.